Apertura f/11
Tiempo de exposición 0,6 s
Velocidad ISO – 1.000
Distancia focal 45 mm
Compensación de la exposición 0,00
Esa mañana yo estaba paseando por la
sala de oración de la que fue Mezquita Aljama de Córdoba, hoy Catedral cristiana,
con la intención de hacer algunas fotografías de capiteles de la época en que
el edificio fue ampliado por Almanzor. En algún momento, escuché un gallerío de
voces y risas. Algo sorprendido ya que aquello, a fin de cuentas, no deja de
ser un templo, pude observar como un grupo de mujeres de aspecto oriental
alborotaban rebosando felicidad mientras algunas amigas les hacían fotografías.
Al momento me di cuenta de que corrían vientos propicios para intentar tomar
una imagen espontánea, de modo que sin pensarlo me coloqué delante de ellas y disparé
la máquina.
La fotografía, por motivos que ahora voy
a aclarar, salió movida, pero creo, sin embargo, que es digna de ser publicada
en este blog, dadas las singularidades que concurrieron en su toma. Ante todo,
es preciso indicar que las condiciones de luz en el interior del templo son
realmente penosas y además no está permitido el uso de trípode. Por si todo eso
fuera poco, en ese momento yo estaba haciendo las fotos a una apertura de f/11
y con un ISO 1.000 y por motivos obvios, no tuve tiempo de cambiar nada, sino
que me limité a enfocar como mejor pude y a disparar.
Mis méritos fueron la rapidez en hacer
la fotografía (no había tiempo para pensar en nada) y en sujetar con fuerza la
máquina, para que durante los 0,6 segundos que estuvo abierto el diafragma no
se produjera una trepidación, que hiciera que la imagen saliera desenfocada.
Las mujeres que estaban posando para sus
amigas, no obstante, si salieron “movidas”, debido a que durante esos 0,6
segundos ellas no pararon de reírse y moverse, pero la prueba de que a mi no me
falló demasiado el pulso es que la virgen de atrás, y la santa, y el ángel, no
salieron desenfocados, ya que por motivos evidentes ellos no se movieron cuando
yo estaba sujetando la cámara con el dedo pulsado en el disparador.
Al final, a pesar de tantos
condicionantes, no me disgusta como quedó la imagen. Se ve a las mujeres muy
felices y eso hace que la foto brinde algo de optimismo, cosa que no está mal
en estos tiempos que corren. Creo que ellas ni siquiera se dieron cuenta de que
yo había tomado la imagen. Todo había pasado, a fin de cuentas, en solo 0,6
segundos.