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lunes, 23 de julio de 2007

DEMÓFILO

Don Antonio Machado padre, Demófilo, había sido folklorista insigne: ahí siguen sus Cantes Flamencos... Esos Cantes que habían de inspirar alguna obra teatral de los dos hijos poetas:

A Sebiya ba la Lola,
Consolación se ba ar Puerto,
La Nena la ejan sola.

En la colección de Demófilo está la tendencia popularista que luego cultivarán Antonio y Manuel y Fernando Villalón. Pero no ignoremos algo fundamental: el abuelo paterno, don Antonio Machado Núñez, catedrático, político, alcalde de Sevilla, etc., había sido trasladado a Madrid en 1883; siguiendo sus pasos marchó toda la familia. Las cosas no rodaron bien y Demófilo fue a parar a Puerto Rico como registrador de la propiedad. Regresó en 1893 con el tiempo justo para morir en Sevilla, donde había ido a recogerlo su mujer: contaba cuarenta y cinco años.

El recuerdo paterno dejó un emocionante testimonio en la obra de su hijo Antonio... en un soneto admirable (Nuevas canciones): el recuerdo de Sevilla, la casa donde nació y, ya, la presencia del padre, “aún joven”, que lee, escribe, hojea sus libros y, desde su tiempo intemporal, contempla el hijo envejecido.

Manuel Alvar (Prólogo a las Poesías completas de Antonio Machado)

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